Model of Prova-car from ‘67

Panamarenko

10 Diciembre 1967

Objeto, madera, aluminio, espuma y mica 13 x 40 x 28 cm Cortesía: Deweer Gallery, Otegem

“Mis proyectos no son exactamente ideas o sueños. No es una cuestión de hacer un avión sino de producir algo que es un ideal. Es divertido incluso si no vuelo en él. Para mí, su éxito reside en la realización del sueño, y está extrañamente ligado al fracaso. Si uno es más científico, racional, uno pierde la naturaleza ideal de la forma, y el objeto se convierte simplemente en una demostración, una prueba. Podría decir ‘estáis locos por pensar que mis objetos no pueden funcionar porque están hechos por un naïf’. Ése no es el problema: es un milagro si el objeto funciona, pero sería más perfecto si no lo hiciera. El objetivo es entonces alcanzado en los límites estrictos del sueño”.

Así se expresa Panamarenko hablando de sus invenciones, prototipos e investigaciones. Como si se tratara de un Leonardo da Vinci reencarnado en plena era de desarrollo tecnológico, desafía con actitud visionaria los límites y los parámetros convencionales en que se mueven la racionalidad y la productividad en nuestra época. Sus propuestas son el sueño tecnológico enfrentado a su propia naturaleza, a su libre evolución y derecho al fracaso, más allá de los estudios de viabilidad o rendimiento que caracterizan a la industria. Parece recordarnos que el futuro siempre ha estado situado en la orilla del sueño y los ideales.

“Mis proyectos no son exactamente ideas o sueños. No es una cuestión de hacer un avión sino de producir algo que es un ideal. Es divertido incluso si no vuelo en él. Para mí, su éxito reside en la realización del sueño, y está extrañamente ligado al fracaso. Si uno es más científico, racional, uno pierde la naturaleza ideal de la forma, y el objeto se convierte simplemente en una demostración, una prueba. Podría decir ‘estáis locos por pensar que mis objetos no pueden funcionar porque están hechos por un naïf’. Ése no es el problema: es un milagro si el objeto funciona, pero sería más perfecto si no lo hiciera. El objetivo es entonces alcanzado en los límites estrictos del sueño”.Así se expresa Panamarenko hablando de sus invenciones, prototipos e investigaciones. Como si se tratara de un Leonardo da Vinci reencarnado en plena era de desarrollo tecnológico, desafía con actitud visionaria los límites y los parámetros convencionales en que se mueven la racionalidad y la productividad en nuestra época. Sus propuestas son el sueño tecnológico enfrentado a su propia naturaleza, a su libre evolución y derecho al fracaso, más allá de los estudios de viabilidad o rendimiento que caracterizan a la industria. Parece recordarnos que el futuro siempre ha estado situado en la orilla del sueño y los ideales.