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Cristina Busto Álvarez

4 febrero 2025 – 31 julio 2025

Cristina Busto es una artista asturiana, que trabaja en las intersecciones de lo analógico y lo digi-tal, sus trabajos están plagados de multidisciplinaridad. A través del dibujo y la escultura construye objetos, qué bien sea iluminados, grabados o pro- yectados, generan una multiplicidad de imágenes, reflejos y sombras proyectadas.

Recibe el premio Barjóla 2018, por su vídeoinstalación “Antimapping” proyección sobre una pan- talla de origami modular de 6×4 metros colgada de la cúpula de la capilla de dicho museo.Ha creado espacios audiovisuales para compañía de danza“Proyecto piloto” en su producción “La bestia negra” y para la compañía de teatro “La Westia” en su pieza teatral “Ada Byron en 2023.

Su último trabajo es la vídeo instalación “El borde del mundo” para FPA en 2024, en Tabacalera,Gijón. Esta es solo una muestra de las muchas piezas que componen la dilatada carrera artística de Cristina Busto.

Además forma parte del equipo de trabajo ‘Los tres cerditos’, creado para la producción de ‘Shadow Generators’, gracias a la concesión de ‘Labjoven experimenta’. Durante su trayectoria como colectivo, Cristina Busto, Marta Blanco y Lujan Marcos han creado piezas como ‘Pigville’ en la residencia de ‘Teatro Pradillo’ y no han dejado de experimentar con el lenguaje performativo para obtener respuestas.

Créditos imagen: Luz Sol, ‘El último día de invierno’ de Proyecto Piloto.

Proyecto en residencia

Omega ville

El equipo de trabajo ‘Los tres cerditos’ pone la vista en la ciencia ficción. O lo que es lo mismo: trabajar el presente. Habitamos un mundo poshumanista. Con la  biotecnología nuestro cuerpo ya no está sujeto a un sexo. Como los muñequitos clonados de Don Hertzfeldt, nuestra memoria está perdida en un universo máquina. Somos ciborg. Fluidos. Niñes probeta, óvulos congelados esperando útero.

El mar se ha convertido en una plasticosfera que ya ha traspasado las membranas de nuestros cerebros. Vivimos en tránsito entre lo rural, lo urbano y lo virtual. El cuerpo, el dentro, ya no es la frontera desde la que nos relacionamos con el exterior.

Vivimos en el postcapitalismo. El capitalismo se replica incesantemente sin intervención exterior, como los montes plagados de mimosas y eucaliptos, como el cibernético flujo continuo desprovisto de significados en el rizoma hipercomplejo de la circuitería.

Vivimos alienados por una dictadura virtual. Somos productores y consumidores de datos en un flujo infinito. Consumimos para que nos controlen. Aceptamos lo virtual coma inmaterial.

Somos basura. Obsolescencia programada, toneladas de residuos tecnológicos en playas asiáticas, violencias del coltan, olas contaminadas en las costas de Etiopía. No hay refugio en el ecosistema planeta Tierra. Vivimos en el aceleracionismo, al ritmo de los bit de los cuerpos máquina. Aquí también. En el rural. No hay caminos. Sólo carreteras sin aceras.

¿Cuál es su nombre?

¿Qué edad tiene?

¿Qué ama usted por encima de todo?

Marca de su móvil

¿Qué transforma la noche en luz?

¿Hay alguna diferencia entre los infinitos de la conciencia y el amor?

libre/ocupado/libre/ocupado/ocupado/ocupado/ocupado

 


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