Proyecto musical.
Utilizar las tecnologías de telecomunicación para abrir el proceso de creación de una pieza de arte es una idea fascinante que se viene utilizando desde hace algún tiempo, sobre todo entre músicos y artistas sonoros.
Muchos son los proyectos que entrañan la generación y el intercambio de material de audio entre músicos situados en diferentes lugares conectados a través primero de ondas de radio, luego de las líneas telefónicas y hoy de Internet, que crean simultáneamente diferentes piezas y versiones a partir del mismo material influyéndose mutuamente en un bucle.
La Web ha abierto esta posibilidad a todo el mundo y hemos asistido al surgimiento de numerosos proyectos que, además de incluir al público, dejan por completo en manos del usuario la generación de la experiencia colectiva.
Los artistas se limitan a suministrar un depósito de sonidos y música y a facilitar los instrumentos que permiten a cualquier usuario de la Red participar en la creación de las piezas musicales en un flujo constante de reconstrucción y deconstrucción.
Deconstructing Music es un ejemplo de este tipo de instrumento en red que explora el potencial de la creación y participación colectiva en el ciberespacio. Un sencillo cliente Flash pone a disposición de cualquier usuario la posibilidad de seleccionar las muestras de sonido y de agregarlas a una de las tres secuencias que se reproducen simultáneamente en bucle.
En un proceso muy parecido al de los patrones de variación de fase de la música minimalista, la estructura rítmica de la música resultante cambia constantemente como consecuencia de la duración de cada uno de los sonidos que se activan en un momento concreto.
El proyecto también explora otro de los temas más recurrentes del arte de los media: la simbiosis entre lo sonoro y lo visual, entre música y color.
Cada una de las muestras de sonido disponibles se representa con un color sin aportar descripción alguna sobre su forma musical y acústica, lo que implica que, más que muestras de sonido, lo que el usuario está realmente seleccionando son colores, que se activan cada vez que se reproduce el sonido dentro de las secuencias.
De este modo la primera experiencia con este proyecto se caracteriza por la exploración del material musical y por el esfuerzo por utilizar el applet como un instrumento musical.
Sin embargo poco a poco nos vamos dando cuenta de que su belleza se encuentra precisamente en el lado opuesto, sin relación alguna con los pequeños programas secuenciadores descargables desde la Red ni con la posibilidad de crear tu propia música, sino más bien con la posibilidad de formar parte de un proceso puesto en marcha por los artistas y modificado por los usuarios (entre otros, por usted mismo).
Todo ello hace que, al final, consideremos la decon music o música deconstruída como un intérprete o una máquina de componer aleatoria que necesita del input de los usuarios para completar su tarea.
Tómese, pues, todo el tiempo que necesite y recuerde: no se trata de aprender a controlar una interfaz sino de disfrutar de la música.
