Vídeo, 7’40
En el futuro, el mundo se ha convertido en una superficie seca, helada y aparentemente sin vida, donde formas cristalinas dan lugar a construcciones similares a las antiguas estalactitas aunque más orgánicas, más vivas, casi amenazantes. Este desierto de sal se ve invadido por una extraña corriente de líquido que dota de vida lo antes yermo. Ahora bien, un tipo de vida distinta a la que conocemos.
La ciencia-ficción sirve de vehículo a este relato de corte cartográfico y naturalista que, tras la descripción y representación del territorio futuro, esconde una denuncia a la realidad ecológica de nuestro planeta. Una crítica entre la imposibilidad de darle la vuelta al desastre y la responsabilidad de saber que la culpa es, en parte, de uno mismo.