2013. Vídeo-instalación
La instalación nos ofrece un mapa más sensorial que espacial. En él, longitud y latitud se proyectan a la tercera dimensión: donde se puede percibir la luz, la arquitectura con sus volúmenes superpuestos e incluso la textura del sonido.
Se construye, de esta manera, un paisaje que parte de un decorado o una maqueta y nuestros ojos confunden con la realidad. La lente del proyector y de la cámara hace posible el truco por medio de un circuito cerrado que proyecta lo que se graba en directo, ampliando estos pequeños objetos hasta convertirlos en imágenes más cercanas a nuestra escala.
Toda noción de ilusión, entonces, se antoja pequeña. Las coordenadas físicas que nos atan al espacio, rompen su dimensión natural, dejando de ser límites. A veces se hace necesario recordar que las cosas se mueven solas a nuestro alrededor.