Fotografía digital
Joan Fontcuberta ha incorporado el juego como una noción decisiva para el desarrollo de sus proyectos, y también para el resultado en su relación con el público. No podemos acercarnos a muchas de sus obras sin saber jugar. A veces las reglas no están escritas, pero siempre son operativas para el espectador. En Googlegramas Fontcuberta produce imágenes compuestas de otras imágenes, resultado de una búsqueda en Internet a través de una serie de términos asociados y de lo que denomina “imágenes fuente” que sugieren las palabras de búsqueda. En ocasiones las palabras son el punto de partida, en otras una imagen preexistente. El proceso de búsqueda de imágenes y construcción de la imagen fuente según la síntesis de las que devuelve Google se realiza en una misma operación que lleva a cabo el software, utilizando las más oscuras y las más luminosas, así como sus composiciones cromáticas predominantes, como píxeles que compondrán la nueva versión. El procedimiento no hace sino llevar hasta sus últimas consecuencias el hecho de que toda imagen digital es un mosaico. Tan sólo se sustituyen los píxeles por otras imágenes. Tal proceso aparentemente sencillo, que se explica con toda claridad en los pies de foto que acompañan a la imagen, tiene sin embargo consecuencias fundamentales en lo que podríamos considerar una reflexión sobre las imágenes de síntesis y la sociedad de la información. El propio nombre de la serie sugiere la entidad caleidoscópica de Google como primer buscador en Internet.
Google podría ser visto, pues, como un juego de azar. Al introducir un término obtenemos un número de ítems de respuesta vinculados cuyas asociaciones son tan imprevisibles como atadas por la referencia del término. En realidad el azar es sólo relativo, se trata en todo caso de un “azar objetivo” quizá al modo estrictamente surrealista. Uno introduce en Google un término de búsqueda y casi siempre obtiene algún resultado. Normalmente según la generalidad o la actualidad de la palabra esos resultados pueden ser muy numerosos y heterogéneos. Resultados que en ocasiones aportan información valiosa sobre lo que se busca, pero que siempre son acompañados por otros que no se ajustan. La mecánica informacional de los buscadores en Internet inaugura un nuevo sistema asociativo que no es exactamente azaroso. El desplazamiento semántico incorpora a la red de búsqueda un alto porcentaje de imprecisiones significativas y construye un campo de alusiones que podrán dar lugar a una suerte de críptica y reprimida semántica de los nombres que se realiza en la globalidad del archivo de la Red. Ese escenario es una heterotopía del nombre y expone las raíces insospechadas de su semántica, prolongadas en una realidad lingüística basada en los contextos de uso.
Cuando Fontcuberta traslada este fenómeno al ámbito de las imágenes introduce una nueva variable y “previsualiza” este juego asociativo, estableciendo una semántica visual nueva, superpuesta a la ya compleja red de vínculos lingüísticos. Su reelaboración recurre a los productos freeware, es decir, software de uso común y libre, para construir con las imágenes recogidas. Se trata pues de la configuración visual del campo semántico que despliegan las palabras en la Red. Y ello, a través de un esquema de inclusión en cuya ambigüedad asociativa reside el juego. Las reglas de ese juego, como en otros proyectos de Fontcuberta, son lógicas, siguen un patrón claro como un algoritmo, se presentan con una veneración racional por sus consecuencias. Y en esas consecuencias es donde el mundo ofrece un rostro irregular, una imagen del caos, y donde la búsqueda se vuelve intencionada y política.
La función compositiva de la imagen aprovechando un software relativamente accesible es formal, mientras que el contenido parece devolver una imagen oculta. A pesar de la sencillez del procedimiento, las imágenes obtenidas no dejan de sorprendernos con la facilidad de asombro de los artefactos de feria. Fontcuberta explicita las reglas del juego en un pie de foto aséptico y descriptivo. El campo semántico que activan las palabras sugeridas por Fontcuberta en nuestra memoria se ve sometido a un chequeo en el ámbito de las búsquedas masivas en Internet; con ello, esa conciencia tematizada por la actualidad o por las resonancias históricas de términos como los sugerentes nombres de algunos petroleros protagonistas de las mayores catástrofes ecológicas, o los nombres de los componentes químicos que dañan la capa de ozono, se ve sometida al espejo de la información que devuelve el dispositivo de búsqueda más universal y útil. Su babélica y masiva capacidad de acceso se desglosa no sólo en un cúmulo de información, sino también en el mundo de las imágenes.
Víctor del Río