Video-instalación de dos canales
Ursula Biemann continúa su investigación sobre los conocimientos indígenas en la ciencia del siglo XXI. Con una visión biocéntrica, esta obra indaga en la metafísica de las plantas, las relaciones entre estas y los humanos y las técnicas de codificación de la vida. Desde la Amazonía colombiana la artista se propone descolonizar los saberes ancestrales que, pese a su contribución a la ciencia, siguen relegados al ámbito del folklore. La idea de que todo lo vivo está animado por una misma esencia, central en la cosmovisión indígena, es confirmada por el estudio del ADN, la molécula básica de la vida. Esta estructura primordial, presente en todos los organismos, emite unas ondas de luz muy débiles pero consistentes, en el límite de la percepción humana. Hoy la ciencia considera que tal vez esa percepción puede activarse en los rituales sanadores con plantas maestras como la ayahuasca. La obra muestra también la novísima tecnología del Instituto Suizo de Tecnología que convierte archivos digitales en secuencias de ADN. Una técnica que colapsa la distinción entre la vida y su representación y permite que los datos sean conservados potencialmente para siempre, escritos en el código básico de la vida. Este anhelo de eternidad contrasta con la amenaza que pesa sobre los ecosistemas amazónicos y sus saberes originarios.
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