Cajas de música, motores eléctricos, transformadores de voltaje y cables, 260 x 500 x 25 cm
Mezclando electrónica de consumo con técnicas cercanas al bricolage, Alberto Tadiello despliega sobre el muro un armazón de cables, bafles, cajas de música y otros elementos interconectados, creando instalaciones de tipo escultural que actúan de forma autónoma o mediante la acción por parte del espectador. A modo de dibujo expandido, algunas de sus máquinas dejan huellas de su funcionamiento con un trazado mínimo, como otras lo hacen con el sonido y la acústica del lugar de exposición.
Un circuito cerrado que produce sonidos agónicos llama la atención del espectador. Tadiello trabaja alrededor de la contaminación acústica existente en nuestra sociedad, a la que nos acostumbramos sin dificultad, ignorándola en nuestra capa superficial.
Eprom son las iniciales de Erasable Programmable Read Only Memory, es decir, “Memoria programable solo para lectura”, y como el propio Tadiello explica, es un sistema gradual de cancelación de datos: un sistema de circuito cerrado se organiza siguiendo un diagrama creado a partir de unas pautas generadas por un ordenador. El sistema instalado arranca simultáneamente una sucesión de pequeños aparatos eléctricos, que accionan cajas de música a diferentes velocidades. El sonido creado es molesto y espeso, y no se apagará hasta el desgaste total por erosión o desperfecto de las cajas de música, poniendo a prueba y llevando al límite la paciencia del espectador.
Tadiello combina fascinación e interés por la ciencia, desafiando el espacio físico y sonoro con el resultado de sus trabajos. Su búsqueda se basa “en la dimensión física extrema que percibimos con el cuerpo, aunque sea impalpable, intangible e inapropiada. Comencé a interesarme por los aspectos más desnudos del sonido: susurros, ruidos, vibraciones, todos aquellos componentes que son parte del funcionamiento de los aparatos y determinan su naturaleza. No nos fijamos en los mecanismos: los aparatos están hechos para durar, pero su decadencia es inevitable”. Todo se colapsa poco a poco, hasta los aparatos más precisos, debido al desgaste. Tadiello se interesa por esta dinámica, la observa intrigado y hace uso de ella.