Corazón de ballena (2024) es un film-performance que utiliza varios proyectores y mecanismos analógicos para crear una experiencia visual inmersiva a través del juego con texturas, atmósferas y el uso de lenguajes abstractos, con el objetivo de explorar mediante los sentidos el misterio que evocan las formas del fondo del océano.
La pieza parte de la idea que propone el corazón de la ballena como motivo poético y misterioso, que constituye un dispositivo orgánico capaz de bombear sangre a todas las partes del cuerpo del animal más grande que habita nuestro planeta. Utilizando dispositivos analógicos mecánicos hechos durante su residencia, imágenes encontradas y generadas, junto
con sonido en vivo, Braga nos presenta una experiencia estética que aúna el aspecto increíble y visceral de los monstruos marinos.
Durante su residencia, Braga ha generado un archivo de imágenes y la fabricación de un sistema de hélices conectadas a varios proyectores de diapositiva que, al girar, interrumpen intermitentemente la imagen proyectada sobre una superficie. Esta parte visual, se completa con una creación sonora que está siendo desarrollada en colaboración de Santiago Fernández y Samuel Fonseca.