El Arte surge de la conciencia y de la sensación de que la creación y la destrucción están implícitas es efímera. La obra de arte se puede convertir en objeto de mercado y viceversa, es decir, se desvanece el límite entre lo “insignificante” y la “obra museística”. El horizonte es difuso y todo puede convertirse en una cuestión de “moda”, de consumo masivo; la única diferencia que existe entre ambas, es la idea, el planteamiento que el creativo mantiene de forma constante, evolucionando hacia un enfoque totalmente renovador que se cuestiona y se enriquece de manera procesual, adaptándose y transformándose según los nuevos medios de expresión.
La naturaleza de la sociedad de la información aborrece: “El secreto del actual consumismo está en la rapidez, en la disponibilidad de prescindir de las cosas y no en la acumulación; no en la adquisición sino en el cambio. Deshacerse de lo que había para sustituirlo con otras cosas, con cosas nuevas”[1]. Todo tiene su fecha de caducidad, y por lo tanto ¿quién o qué decide la fecha límite? En esta ocasión, en este proyecto lo decide el propio creativo, el artista.
[1] El concepto efímero sobre lo que se define el planteamiento del proyecto, está vinculado a la filosofía líquida y la teoría del arte efímero de Zygmunt Bauman, al igual que la idea de renovación planteada por Meztger.
Un proyecto de: Jaime Rodríguez y María Castellanos
Artistas participantes:
Alberto Valverde & María Castellanos, Carolina Caluori, Christophe Viart & Jaime Rodríguez, Gema Ramos & AnaMª Briede Westemeyer, Luis Pineda & Rocío Pinín, Marcos Arroyo García, Olalla Cortizas, Véronique Hubert & Ariana Machado, Christian Herrera & Tamara Norniella