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Topografías de ciberespacios

Christiane Paul

No deja de parecernos oportuno que siendo como es un nuevo espacio y centro de arte y creación industrial, LABoral, elija organizar una de sus exposiciones inaugurales sobre el tema de los Ciberespacios, adoptando para ello el formato de convocatoria abierta con proyectos sometidos al criterio de selección de un jurado.

La temática de la muestra apunta a los múltiples emplazamientos y formatos habitados por el arte de las nuevas tecnologías. Como anfitrión de la muestra, LABoral es uno de esos emplazamientos.

En su novela Neuromante (1984), William Gibson define el ciberespacio como una «alucinación consensual», una representación gráfica y virtual de datos de una complejidad inimaginable, experimentada a diario por millones de personas de todo el mundo.

Hasta finales del último siglo, se entendía el ciberespacio ante todo como constructo virtual (que se da en el no espacio eléctrico apoyado y posibilitado por mallas de ordenadores y redes informáticas) en oposición a la estructura física del «meatspace» o el mundo real. Unos conceptos que hoy serían otros tras la pluralización del ciberespacio en múltiples espacios y su conversión en la realidad consensual que hoy habitamos (el que esa realidad no sea, en última instancia, más que una alucinación consensual, es otro tema).

La cultura actual gira en gran medida en torno a flujos de datos, las tecnologías, la comunicación y la interacción que, más que un simple aspecto de la organización social, constituyen una manifestación de los procesos que dominan nuestra vida económica, política y social.

Y aunque, en tanto que emplazamiento edificado sobre la base de información y cálculos matemáticos, el ciberespacio claramente difiere de la realidad física, su consideración como algo fundamentalmente incorpóreo no estaría exenta de conflicto.

En concreto, Paul Virilio sostiene que la información es una parte integrante del «mundo real» que se proyecta directamente en el cuerpo y ,por tanto, en nuestra realidad física y corpórea. Las series de datos procesados e intercambiados mediante los ordenadores desempeñan, junto a la información que se deriva de los mismos, una función social y configuran nuestro entorno físico de mil maneras diferentes.

Los ciberespacios de hoy poseen topografías claramente diferenciadas, que van desde mundos virtuales en forma de foros de discusión online o juegos (que llegan a veces a contar incluso con economías de la «vida real» en las que se comercializan productos con dinero real) hasta zonas fronterizas híbridas en donde el terreno físico se funde con el virtual.

Los proyectos seleccionados para la exposición Ciberespacios expresan esa diversidad topográfica, incluyendo sitios web que abordan el movimiento del conocimiento en los sistemas de gestión de contenido abierto o el valor de la producción artística y laboral; unas botas tecnológicamente equipadas que permiten a quien las lleva «deambular» simultáneamente por el mundo físico y el virtual navegando, mediante el acto de andar, por chats de Internet; o un contador físico de las visitas recibidas en un sitio web que traduce las entradas en daños físicos ocasionados sobre el edificio de la organización representada por el mismo.

Las propuestas expositivas presentadas a Ciberespacios cubren un amplio territorio que incorpora instalaciones y proyecciones interactivas, obras basadas en pantalla en todas los formas posibles (del software al vídeo), proyectos de música, interfaces y otros formatos.

Las deliberaciones del jurado evaluaron de los méritos de estas obras a la hora de plantear respuestas contemporáneas a la idea del ciberespacio y el campo del arte y la tecnología per se.

Uno de los principales criterios de evaluación aplicados es el que contempla la consecución de un sólido concepto artístico apoyado en y materializado por tecnologías capaces de comunicarlo de la manera más sofisticada, eficaz y adecuada. Evidentemente, la originalidad de un concepto artístico no depende de sus logros tecnológicos ni de una forma específica (como una instalación o un sitio web), y los proyectos finalistas se adentran por categorías que van desde los locative media o medios vinculados a localizaciones específicas, hasta las interfaces musicales.

Aunque no aspira más que a ofrecer una mirada a las prácticas artísticas en el campo de los nuevos media, Ciberespacios ejemplifica la ausencia de temor a la permeabilidad entre lo virtual y lo físico y las posibilidades de su fusión.

De maneras diferentes, los proyectos expuestos ilustran implícitamente diferentes conceptos espaciales, reflexionan sobre el impacto estético y cultural de las tecnologías digitales o expanden la capacidad operativa del público permitiéndoles conectarse a los entornos virtuales y físicos en formas reveladoras.