Tras años de militancia en la escena alternativa asturiana, comienza su andadura artística «oficial» cursando Grabado y Técnicas de Estampación en la Escuela de Arte de Oviedo donde, tras la buena acogida recibida, encadena varios ciclos que de algún modo cimentan, engranan y explican el carácter poliédrico de su obra. Fruto de estos estudios surgen varios residencias y becas que, combinadas con una inquietud que roza la hiperactividad, cristalizan en forma de decenas de publicaciones, exposiciones y proyectos tanto individuales como colectivos que aúnan audiovisual, gráfica e instalación escultórica, apuntalando las bases de un particular universo donde los límites de lo personal, lo público y lo político no están del todo definidos y que toma nuevas dimensiones cada día desbordando formatos, impregnando todas y cada una de las facetas de su vida sin perder el carácter experimental ni el fuerte apego por la ética do it yourself.

Actualmente trabaja como animador en el cortometraje «Cantar un batallón» de Inés G. Aparicio sin dejar de lado la producción personal.