La obra autodidacta del pintor gijonés Mario Rodriguez se realiza principalmente entre los años 1980 al 2018, constando con más de cien cuadros.

Con 10 años en el Colegio Nacional Primo de Rivera de Gijón, todos los viernes pintaba en el encerado el Evangelio perteneciente al domingo, como consecuencia de ello era castigado sin recreo, pero para el artista no suponía ningun problema por que el pintar con aquellas “tizas de colores”era todo un lujo.

En el servicio militar tenía la meta de llegar a la mayor graduacción posible, pero el capitán de la compañía no le dió ninguna opción de hacer ningún curso y le tuvo dibujando toda la milicia; esos dibujos consistían en murales para que los reclutas aprendieran las graduaciones y componentes de distintos armamentos y como consecuencia no pasó de soldado raso.

En el año 1995 se prejubiló y a partir de ese momento tomó la pintura como algo que necesitaba realizar y a la vez con mayor dedicación.

Hay personas eruditas en pintura que hacen una valoración de su obra y dicen de ella que tiene creación y está muy trabajada.