Sin título (Sangre en la calle), 1992
La obra de Pilar Albarracín se desarrolla en el contexto de Sevilla en 1992, el año de la Exposición Universal, que otorgó a la ciudad andaluza un gran protagonismo. En la acción, la artista se sitúa en distintos espacios públicos como si estuviera muerta, ensangrentada, interpelando directamente a quienes miran para cuestionar su papel pasivo ante una escena de violencia evidente.
Son los años noventa también los de la crisis del SIDA, un tabú que supuso millones de muertes y un fuerte prejuicio social para determinados grupos. Esta temprana obra de Albarracín se anticipa más de una década a la aprobación de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (2004). La obra visibiliza una violencia sufrida hasta entonces en silencio por las mujeres.
Cinco años después, en 1997, Ana Orantes era asesinada a manos de su exmarido después de denunciar en televisión la violencia y amenazas que sufría. Obras como la de Albarracín sacaron a la calle una realidad ocultada y silenciada en el debate social.