Residuo boca, 2012
Instalación y performance
La obra de Carlos Rodríguez-Méndez en Presencia Activa conecta el espacio del MARCO, LABoral y la esfera pública mediante una serie de acciones orquestadas en diferentes lugares y ámbitos de influencia. Estas acciones investigan sobre la semántica de la escultura bajo los conceptos de ilación y pertenencia, receptáculo (como espacio intervenido), residuo, variabilidad y extrañamiento.
Estas acciones y sus huellas crean un continuo durante el tiempo de la exposición y en el espacio de la ciudad, del museo y de receptáculos varios, inanimados y humanos. Rodríguez-Méndez recurre a materiales, formas y lenguajes primarios para construir esculturas, instalaciones e intervenciones. En sus acciones y en los procesos de construcción e instalación de una pieza, Rodríguez-Méndez se comporta como sus esculturas, se apropia de cada lugar, de modo que el cuerpo del artista adquiere, en el espacio público, una apariencia y reflexión escultórica.
Su interés por la escultura, por la acción y la palabra, por el análisis de estos lenguajes y el modo de inmiscuirse en su semántica, le dirige a realizar obras que exceden el espacio donde van a ser instaladas. El uso del cilindro, las conducciones, la turba y el aceite, el sonido y el cuerpo son interpretados como formas y materiales inaprensibles, geometrías básicas que cuestionan y alteran el proceso de construcción, que tratan de la coartación del espacio, de la decisión sobre la visibilidad y el término de una obra, de la temporalidad y el error.