Opimilk, 2013-2014
bioLAB
En el futuro, la infraestructura de esterilización de la industria farmacéutica de hoy dejará de ser necesaria para fabricar analgésicos. Bastará el establo de una granja lechera. Eso sí, las vacas que lo habiten deberán contar con el equipamiento adecuado. La idea de este equipo localizado en Dublín era transformar el organismo bovino en un biorreactor viviente con el que producir medicaciones completas y eficaces extraíbles directamente de las ubres de las vacas. El primer paso consiste en aislar el gen de la opiorfina, un analgésico presente en la saliva humana para cultivarlo e inyectarlo después en el óvulo fertilizado del recipiente bovino. Cuando la ternera resultante se convierte en vaca adulta, su leche contendrá el analgésico que podrá también procesarse en otros productos lácteos como el queso o el yogur.