microfugas#1, 2008
Un objeto motorizado con forma poco definible avanza sobre la arena a trompicones, hacia la cámara, como un animal herido. Sus bramidos son los de su propio mecanismo. Desde la oscuridad interior un gato observa a los transeúntes, mientras comienza a parecer individualmente rostros de personas posando para un retrato.
La intranquilidad y un pulso mortificador son constantes en este trabajo. Una melancólica interpretación del entorno frágil, impulsiva, quebrantada tomando como referente el reciclaje de lo habitualmente desperdiciado. Alberto Gracia retrata estados de ánimo a partir de los objetos y personas confeccionando un libro de apuntes en cine sobre sus experiencias con lo real.