L’angoisse de la page blanche, 2007
Papeles A4, madera y motor eléctrico, 65 x 55 x 20 cm. Cortesía del artista y Dvir Gallery, Tel Aviv
Las piezas de Ariel Schlesinger crean un intenso contraste entre los materiales utilizados (baratos y de uso cotidiano, adquiridos en ferreterías y almacenes de construcción) y el resultado final de la obra expuesta, en el que juega con el truco y la sorpresa. La poesía que Schlesinger muestra se convierte en sabotaje y en un juego más arriesgado cuando experimenta con gas y fuego. El desastre puede ser una fuente de belleza poco explorada, en el filo de la navaja, y Schlesinger busca y consigue este paradigma en un territorio peligroso.
Hay quien dice que la ciencia nació de la magia, y sea cierto o no, sí tienen mucho que ver, porque ambas buscan una explicación a lo que no entendemos, intentando racionalizar los fenómenos incomprensibles. Y la magia se vuelve ciencia en manos de artistas como Schlesinger, que manipula bombonas de gas para nuestro estupor y curiosidad malsana. El padre de la física estadística, Boltmann, declaraba acertadamente: “La fantasía es cuna de la teoría; la observación experimental, su tutor”, y aunque esta sentencia es aplicable al trabajo de algunos otros artistas presentes en esta exposición, a Schlesinger le va como un guante, porque de esa fantasía y de su aplicación racional, surge el aspecto mágico de sus piezas, del instante del descubrimiento y de cómo mostrarlo de una manera más interesante al público, en forma de poema visual.
En Untitled (Gas Loop), Schlesinger utiliza una de las clásicas bombonas de gas butano españolas para crear una pieza de nueva producción en la que de alguna manera nos dice que podríamos hacerlo en casa, pero que es mejor no intentarlo. En contraste con la pieza anterior, L’angoisse de la page blanche encierra una poesía en su movimiento de un aspecto delicado: los papeles, dispuestos uno frente al otro, generan un baile mágico de pareja que les impide separarse, condenados a estar juntos para siempre.