Health & Safety Violation #15 – Spiral Twist Hazard, 2009
Motor eléctrico de mecanismo aleatorio y cable. Dimensiones variables
Las ideas surgen muchas veces de una curiosidad sobre el mundo, sobre cómo funcionan las cosas y para qué. Lo desconocido, lo que no controlamos de ciertos procesos de la materia y la materia misma, son potencialmente interesantes para los experimentos de Ben Woodeson.
Woodeson reinterpreta eventos de la vida diaria que suceden a modo de accidentes, desafíos que pueden ocurrir de repente, y los transforma en hechos premeditados, provocaciones en la sala de exposición. Describe sus piezas como provenientes de una “investigación técnica que reúne máximos esfuerzos y mínimos logros”. Y nos permite experimentarlo físicamente, violentando nuestra reacción, o provocando nuestra sonrisa. Una experiencia estética con posibles y eventuales consecuencias traumáticas si nos acercamos demasiado.
El trabajo de Ben Woodeson desafía al espectador en el lugar de exposición, jugando con su atrevimiento y seguridad. Utilizando tecnologías básicas, las instalaciones de Woodeson cuestionan el espacio en el que el visitante puede adentrarse bajo su responsabilidad. Automatismos disparatados, programados para funcionar ajenos al público, juegan con la gravedad, la electrificación, los cambios de temperatura… El visitante es sabio y sabrá esquivar los problemas al adentrarse en la pieza.
Spiral Twist Hazard pone a prueba no solo la inteligencia del espectador, sino también su paciencia, y es uno de los ejercicios (el número 15) de la larga serie que el artista lleva dedicando a las “violaciones de seguridad y salud”, comenzada en el año 2009, en las que, utilizando tecnologías caseras, crea instalaciones frente a las que debemos reaccionar, desafiando las leyes de la institución que las alberga y las reglas de protección del visitante en la misma.
Esta provocación al espectador y al museo es absolutamente intencionada por parte del artista, pero la pieza cobra independencia y funciona bajo su propio movimiento y autonomía, ajena a lo que pueda desencadenar, sujeta a las órdenes del motor que la activa y le da vida.
En Spiral Twist Hazard, el cable baila a su ritmo, seductor y contorsionista, chocando con paredes y suelo, indiferente a lo que se interponga a su alrededor.