El hombre invisible, 2004
Esta película corta de Daniel Couberta Touzón nos introduce en la mente de un hombre invisible. El juego conceptual nos plantea la posibilidad de mirar sin ser visto en su grado máximo: careciendo de corporalidad, lo que nos permite infiltrarnos en todo tipo de mundos, así como tener vía libre a los entornos, situaciones y cuerpos deseados. La obra es una metáfora de la mirada y su fórmula, del voyerismo como forma de asumir la vida de los demás, de las poéticas de la soledad, de la cultura como vida paralela, que termina en forma de reflexión sobre el deseo que es genuino mientras pervive en el plano de lo irrealizable.
La pieza despliega un desarrollo formal contundente de enorme fantasía que fusiona animación, metrajes encontrados, citas a referentes del cine y del arte y dibujo en vídeo.