Ecografía (no tocar, por favor), 2011
Guitarra eléctrica, bajo eléctrico, batería, piano eléctrico, amplificadores, cámaras, proyectores,motores, sensores, papel, polvo de grafito y cables. Dimensiones variables
Cortesía del artista
Giedion, ingeniero e historiador del arte del siglo pasado, justifica el uso de la mecánica en la creación como regla natural de la relación del artista con su tiempo. El movimiento es metáfora del cambio histórico y del avance técnico, como prueba Julio Adán en la subversión del uso de los instrumentos musicales, sujetos a un esquema de repetición/improvisación. El trabajo de Julio Adán gira alrededor de la labor artística, sus métodos, soluciones y maneras; una actividad que no tiene un método fijo. Una idea desemboca a veces en una imagen y otras puede generar un nuevo punto de arranque dentro del proceso de la obra. La relación del espectador con ésta es importante, ya que la completa o la transforma con su contemplación e interpretación, pero también con su interacción con la misma.
Entre las líneas de investigación que Julio Adán tiene abiertas, destacan las máquinas sonoras para dibujar con polvo de imanes, donde tanto el funcionamiento como el resultado son aleatorios, provenientes de un azar intencionadamente controlado.
La instalación presentada en esta exposición es interactiva y sonora, y es la presencia del espectador la que pone en funcionamiento los motores y sensores. “Me intereso por los procesos de creación de la obra como parte expositiva de la misma, confundiendo conceptos habitualmente definidos y claramente separados como autor-espectador, proceso-resultado o taller-sala de exposiciones, utilizando para ello elementos cotidianos o cercanos al ámbito del taller que devienen en nuevas lecturas siempre vinculadas a los lenguajes tradicionales de las artes plásticas o valiéndome de juegos lingüísticos en mis trabajos”.
Armonía e invención, según los parámetros clásicos del Renacimiento, son reinterpretados por Julio Adán en la misma proporción que valen para realizar dibujos, y su funcionamiento tiene el origen en sistemas mecánicos. Tinguely utilizó máquinas para la creación de dibujos, sin ser el primero ni el último interesado en una función controlada creadora de imágenes de modo aleatorio, que en el caso de Julio Adán se combina con el uso de instrumentos musicales y autómatas, en una larga tradición que viene de la investigación del azar y de lo impredecible a través de la programación.