Cellulairement
Vídeo y sitio web
Dorothée Smith plantea aquí preguntas sobre la identidad a partir de la cuestión de su permanencia: ¿podemos sobrevivir a la pérdida de nuestro propio cuerpo? ¿Bajo qué forma podemos conservar la huella viva de una organicidad ausente? No se trata aquí de liberar los fantasmas de la imaginación, agitando el espectro de lo sobrenatural, sino de seguir el recorrido, en cuatro tiempos, de una huella biológica que literalmente “toma posesión” del cuerpo de otro. Llegados a este punto, Smith imagina una experiencia límite donde el yo, confrontado a la amenaza de su desaparición, encuentra en la biotecnología el medio para resistirse. La experiencia produce un doble movimiento dialéctico: el dispositivo especular pone al visitante ante un retrato inédito de sí mismo, cuando la utilización del chip lo despoja para alienarlo a la intimidad de la artista.
Aunque más que nada haya fomentado los fantasmas de la ciencia cción, esta concepción de una tele-presencia alimenta hoy en día todas las esperanzas de los tecno-soñadores, ya que ven en ella la posibilidad de almacenar un extracto de su sustancia y de realizarse como avatar. Pero más allá del imaginario que conlleva esta biología desnaturalizada, lo que se pone realmente en cuestión es la posibilidad de una conciencia desterritorializada: ¿es la identidad un objeto como cualquier otro? ¿Podemos sustentar una ontología de la huella?
Imitando el proceso experimental, sin llegar a realizarlo plenamente, Dorothée Smith no es tajante y juega en los márgenes indeterminados de la ciencia y la losofía. Concebida como una poesía puramente especulativa, la propuesta deja al descubierto un refugio para la identidad del cuerpo deconstruido.