Toval: De lo efímero a lo eterno
Cristóbal Pérez echa la vista atrás, iniciando un proceso de búsqueda estética donde la pintura lo es todo. Simplemente pintura, ni más ni menos. Pintura que consigue crear un fuerte vínculo con el espectador y transportarle a sus mares en calma, sus ciudades estresantes, sus atmósferas creadas. La pintura por la pintura. El arte por el arte.
El trabajo de Cristóbal es una oda al Arte por el Arte, a la capacidad de disfrutar de una pintura sin pensar más allá, sin plantearnos nada, con la mente absolutamente paralizada ante la contemplación.
Sus escenas, de cielos crepusculares, encierran y encapsulan un fragmento espacial y un instante temporal en los que el artista consigue que imaginemos la continuidad de la imagen, del momento. Son imágenes que narran el paisaje contemporáneo, el que sucede a nuestro alrededor, con la belleza plástica que ofrece el ancestral óleo. Tienen vida y atmósfera.
La luz es su mayor interés y su vehículo, sus modulaciones consiguen sorprendentes efectos que unidos a un reflexivo desequilibrio de la materia consiguen una intensa expresividad. Sus obras, aun representando escenas reales, nacen de una pintura vibrante, camino entre el detalle y la expresividad, y se convierten en un instante, en un momento, en algo especial.
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