Alicia Jiménez. En Barbecho
Esta instalación consiste en la creación de un ecosistema autónomo que reconstruye espacialmente un universo de valores atribuidos a la productividad y el descanso en base a la contraposición entre mecanismos de producción material y procesos de creación-producción psicológicos.
Foto: Marcos Morilla
Esta instalación consiste en la creación de un ecosistema autónomo que reconstruye espacialmente un universo de valores atribuidos a la productividad y el descanso en base a la contraposición entre mecanismos de producción material y procesos de creación-producción psicológicos.
Por un lado, la convención social y económica nos enseña que debemos ser productivos en nuestros trabajos, ser eficientes, reproducir nuestro entorno, formar parte de él, ganar dinero… por otro lado nuestra condición humana, como parte del universo orgánico y natural sigue procesos de producción que no se basan solo en el tiempo de producción útil sino que precisan del tiempo de descanso, ensalzando éste de manera que toma una función principal en nuestra capacidad de resolución y en nuestra existencia.
De esta manera esta instalación invierte la imaginería propia de los sistemas de producción industriales y económicos para ensalzar, desde un ámbito estético y simbólico más próximo a la vida agraria, el tiempo libre y el descanso como partes esenciales de otro tipo de crecimiento personal inherente a la condición biológica de la naturaleza humana.
Las acciones humanas convencionales en torno a la alienación laboral, los sistemas de producción y la forma de vida que implican, anulando la administración del propio tiempo confluyen en esta reflexión sobre el ritmo vertiginoso de nuestros sistemas de producción social, su necesidad y la valoración del descanso como elemento productivo en sí.
