Residencia de investigación "Vessels" en LABoral

El proyecto, realizado por Sofian Audry, Stephen Kelly y Samuel St-Aubin, incluye 50 vehículos acuáticos autónomos que interactúan entre sí y con su entorno más cercano para crear un microsistema propio

Published: 12/08/2013
Residencia de investigación "Vessels" en LABoral

Vessels, de Sofian Audry, Stephen Kelly y Samuel St-Aubin. Foto: Cortesía de los artistas

Por Semíramis González (@semiramis_glez),
Semíramis en Babilonia.

Durante todo el mes de Agosto se desarrolla en LABoral la residencia artística de Sofian Audry, Stephen Kelly y Samuel St-Aubin, centrada en el proyecto Vessels.

Vessels es un trabajo colectivo en el que 50 vehículos acuáticos autónomos interactúan entre sí y con su entorno más cercano para crear un microsistema propio.

Se trata de un proyecto de residencia que apuesta de nuevo, como ocurre con la línea general de LABoral, por la tecnología y su relación con el arte, llegando incluso más allá, es decir, en su relación con el Ser Humano. No es por eso de extrañar que Vessels nazca de un concepto como la vida artificial, algo que a primera vista puede verse como alejado de la creación artística pero que realmente tiene mucho que ver, especialmente en el vínculo con el espectador y su interacción con la obra.

Desde que la obra de arte dejó de ser un ente autónomo, aséptico y sometido a la tiranía del pedestal, la historia del arte comenzó a valorar todas aquellas propuestas que intervenían directamente con la vida y con el observador, que pasaba a ser un agente activo para completar el sentido de la obra.

Vessels funciona así: los 50 vehículos acuáticos cuentan con dos sensores que reaccionan ante los estímulos externos, pero sin prever cual será su respuesta; de esta forma, si uno de ellos cambia su comportamiento ante una variación del sonido, la temperatura, el agua o la luz, provocará que sus vecinos se vean afectados por su cambio. Se crea así una especie de red de comportamiento aleatorio, que nos convierte en testigos de las reacciones de los robots, ya que éstos son completamente autónomos, al no existir un ordenador central que gestione sus respuestas, y convirtiendo a cada obra en un laboratorio orgánico independiente, sólo en relación a sus vecinos.

Vessels, de Sofian Audry, Stephen Kelly y Samuel St-Aubin. Foto: Cortesía de los artistas

Se crea así un sencillo ecosistema generado por los propios robots y por su entorno concreto. Para este caso se ha creado una piscina especial en la Sala de Proyectos de LABoral donde se desarrollará la investigación de Vessels hasta el próximo día 31.

Vessels, de Sofian Audry, Stephen Kelly y Samuel St-Aubin. Foto: Cortesía de los artistas

Otra parte fundamental de este proyecto es la reacción del espectador: al final, aunque los robots actúen de una forma u otra dependiendo de los estímulos ambientales, somos los que observamos quiénes interpretamos qué está ocurriendo y a qué se debe el cambio de comportamiento. Somos quienes tenemos la capacidad de atribuir intenciones y motivaciones a cada acción, para intentar así comprender la relación que se establece entre una obra y otra y su vinculación con el resto.

Los robots se convierten en seres independientes, autónomos, en constante adaptación al hábitat concreto en que viven; de unos movimientos imprecisos y poco fiables al principio se acaba generando un aprendizaje colectivo que supone que entre todas las obras se cree una red conjunta de comportamientos; es una narrativa continua que supone adaptarse a los cambios externos y hacerse a ellos, conseguir entre todos que la resiliencia sea parte del proceso y de la conclusión.

Vessels, de Sofian Audry, Stephen Kelly y Samuel St-Aubin. Foto: Cortesía de los artistas

El planteamiento conceptual que fundamenta esta investigación es cómo se vinculan las piezas, imitando de alguna forma la manera en que los seres vivos nos comunicamos, creando redes de actuación que dependen de nuestro entorno y de nuestro trato con los demás. No se puede obviar tampoco el interés cada vez mayor por nuestra relación con la naturaleza, nuestra forma de conectarnos en consonancia a los comportamientos de otros seres vivos y la capacidad que esto tiene de fomentarse gracias al desarrollo tecnológico.

Durante el mes de agosto, mientras se desarrolla la residencia artística, se harán varias presentaciones al público que permitirán acercarse a la sala e interactuar con las obras en vivo.

Con este proyecto LABoral apuesta de nuevo por la relación entre tecnología y creatividad; se vuelve a una premisa que ha destacado en el arte a lo largo de todo el siglo XX que es la unión entre el arte y la vida, algo que en pleno 2013 tiene mucho que ver con la vida artificial y nuestra relación con robots y otros objetos electrónicos, que se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana, casi extensiones de nosotros mismos.