La mina y su sonido: buscando los murmullos

'La mina y su sonido' es una iniciativa con la cual se pretende revalorizar la importancia de lo sonoro, los ruidos, los ecos. En este artículo, definimos este proyecto y hablamos con alguno de los participantes.

Published: 25/07/2013
La mina y su sonido: buscando los murmullos

Pozo Candín en La Felguera, que dará pie a la pieza de Mind Revolution. Foto: LABoral

Por Naiara Valdano (@art_gossips), Art Gossips

1. INTRODUCCIÓN

Hace solo unas cuantas semanas, varios amigos nos planteamos una pregunta bastante curiosa (y algo sombría): si perdiéramos alguno de los sentidos, ¿cuál de ellos preferiríamos no tener, la vista o el oído? Casi todos contestamos lo mismo: elegiríamos ver a oír, aunque esto nos privaría de disfrutar de aspectos tan esenciales como la música.

Creo que la razón para esta elección es sencilla. La sociedad actual esta demasiado influenciada por la cultura visual: estamos acostumbrados a ver, observar o mirar y nos fiamos de lo que nuestros ojos nos transmiten. Pero a la hora de enfrentarnos a los sonidos, nos sentimos indefensos si no existe apoyo visual… Gozamos de poca memoria sonora y tenemos miedo cuando escuchamos un sonido desconocido que no sabemos de donde proviene.

Quizás con la intención de dar más valor al sentido del oído, el año pasado se celebró la primera edición de El arte y su sonido. A través de esta iniciativa se invitó a varios artistas a que realizaran un retrato sonoro del centro LABoral cuando sus salas estaban abiertas durante la exposición de arte sonoro Visualizar el sonido. Éstos registraron no solamente los ecos, murmullos y rumores cotidianos de la institución, sino también los sonidos que surgían de las obras presentes en la muestra. Las piezas finales no fueron expuestas pero quedaron como un documento sonoro digno de escuchar.

Tras el éxito de la primera edición, este año se ha querido repetir la iniciativa pero, en este caso, bajo el título La mina y su sonido, una de las actividades que forman parte de la exposición Aprendiendo de las cuencas. Los cuatro artistas invitados han querido alejarse del centro cultural para visitar lugares con gran tradición en Asturias, los pozos mineros. Buscan componer piezas con sonidos grabados en las propias minas y su entorno, piezas que serán expuestas en la muestra que se inaugurará el 27 de septiembre en LABoral.

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Pozo Sotón, El Entrego. Foto: L. Arias/LABoral

Para conocer este proyecto más a fondo, he querido aprovechar la oportunidad de entrevistar a algunas de las personas involucradas y así conocer su opinión y experiencia. Espero que disfrutéis.

2. ENTREVISTA A JOSÉ MANUEL COSTA

Costa (Madrid, 1949) es un critico y comisario de artes visuales y sonoras. Comenzó su carrera en programas radiofónicos y desde entonces ha organizado importantes exposiciones y ha colaborado con numerosas publicaciones especializadas.

Gracias a su gran interés por el arte sonoro, ha sido el coordinador de las dos ediciones de este proyecto junto con Juanjo Palacios.

Estamos en un mundo en el cual la vista domina nuestros sentidos. Ante esta situación, ¿qué pasa con el sonido?

Creo que podemos empezar por negar la mayor: seamos o no conscientes, el sonido (natural o -las más de las veces artificial-) es mucho más omnipresente que la imagen. Desde que hace más de cien años se introdujo la reproducibilidad del sonido, este no ha hecho más que ir ocupando espacios que van desde el despertar con una radio, a estar todo el día inmersos en sonidos o ruidos. Pienso que, por la mera fuerza de los hechos, somos cada día más conscientes de ello.

Este proyecto apoya la creación de obras que pueden estar dentro del género del soundscape. ¿Cómo definirías este término a aquellos que lo escuchan por primera vez?

El termino soundscape lo utiliza R. Murray Shafer a principios de los años 70. Y es muy fácil de explicar: un soundscape es simplemente un paisaje sonoro. Por lo general, es un destilado de muchas horas de grabación en una localización más o menos limitada (una habitación, un pequeño valle) o muy extensa (una ciudad entera, el curso de un rio como el Danubio). Ese material se monta luego siguiendo determinados criterios, que pueden variar pero en general tienden a crear un ambiente o un discurrir sonoro basado en el originario.

El año pasado se realizó la primera edición. ¿Cómo surgió la idea?

El arte y su sonido comenzó como un taller, pero muy rápidamente se transformó en proyecto. La posibilidad de grabar el sonido de un centro de arte cuando este se encuentra sónicamente activado por una exposición de arte sonoro y la calidad profesional y artística de quienes se apuntaron elevaron un poco la ambición de El arte y su sonido. En efecto, las cuatro piezas finales que constituyen el proyecto, así como las remezclas que enviaron posteriormente mucho de los mejores músicos españoles, confirmaron que esta aproximación fue adecuada.

¿Cómo fue la experiencia durante esa primera edición?

Fantástica, debo decirlo. Tuvimos reuniones bastante largas donde se sentaron las bases y el marco del trabajo, se colgó absolutamente todo en el Blog del proyecto y la cooperación entre los diferentes artistas fue total. Fue una muestra de que se pueden lograr grandes resultados con medios muy limitados pero con una hoja de ruta clara, discutida y asumida por unos participantes que actúan con entusiasmo, sensibilidad e inteligencia.

Esta año se repite la actividad pero esta vez se cambia de lugar. ¿Por qué se eligió visitar yacimientos mineros este año?

El arte y su sonido tuvo lugar coincidiendo con la exposición Visualizar el sonido. No era la intención principal, pero la idea también funcionó como un complemento a la exposición. Este año se nos planteó trabajar a partir del proyecto expositivo Aprendiendo de las cuencas. Y la verdad es que no hizo falta pensarlo mucho: la mina y su entorno ofrecen posibilidades enormes en el campo de lo sonoro. Podríamos decir que, si no hubiera existido Aprendiendo de las cuencas, la mina era uno de los primeros temas que habríamos abordado.

¿Cuáles son los objetivos principales este año?

Tratar de captar el sonido de y en torno a cuatro minas, de muy diferentes características y de las cuales dos funcionan y dos están cerradas. El resultado final será un CD con cuatro piezas que dejan oír las cuatro minas más cuatro instalaciones sonoras en el seno de Aprendiendo de Las Cuencas.

¿Cómo elegisteis a los artistas que participan?

Asturias es uno de los lugares de España, junto quizás a Galicia, con mayor actividad en este terreno del paisaje sonoro. En esta edición permanecen dos de los artistas de El arte y su sonido (Mind Revolution y Oscar de Ávila) y se han sumado otro músico asturiano, Daniel Romero, y a uno de los más interesantes fonografístas españoles, Edu Comelles, que actualmente vive en Valencia.

¿Existen algunas normas o reglas que estos deben seguir a la hora de realizar sus piezas?

Sí, muy simples y acordadas por todos.

A) Las grabaciones en sí no deben ser alteradas mediante filtros u otros tratamientos. Lo que hay es lo que sonaba.

B) Cada artista es libre de organizar esas grabaciones dentro de su composición de 15’. Cada una de las piezas tiene sentido en sí misma, pero también como parte de un trabajo común.

¿Queréis continuar esta iniciativa en el futuro?

Sería magnífico. Aún quedan en Asturias (y otros lugares de España) muchos temas que tratar desde este punto de vista, desde el puerto a la fábrica pasando por las mismas ciudades, la fiesta…

3. ENTREVISTA AL COLECTIVO ARTÍSTICO MIND REVOLUTION

Tras José Manuel Costa, creo que también es fundamental conocer la opinión de alguno de los artistas que participan este año en el proyecto. Entre todos los participantes, podemos destacar al colectivo Mind Revolution, formado por Eugenia Tejón y Ángel González en 2010 con la intención de explorar nuevos espacios sonoros.

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Un momento del trabajo de grabación. Foto: Mind Revolution

Estamos en un mundo en el cual la vista domina nuestros sentidos. Ante esta situación, ¿qué importancia dais al sonido?

En un mundo dominado por la imagen y que va a toda velocidad, el sonido, y en consecuencia el arte sonoro, necesita una dedicación especial y una escucha atenta, necesita tiempo. Es otra forma de ver el mundo y un estilo de vida.

Por otra parte, en cuanto a las exposiciones, el sonido casi siempre ha estado en un segundo plano asumiendo un papel de creación de ambientes o como complemento narrativo o descriptivo de la imagen. Sin embargo, con La mina y su sonido la intención es que las piezas sonoras que forman parte de la exposición tengan un carácter independiente como obras de arte sonoro. Al mismo tiempo representan un elemento más del trabajo de investigación sobre el paisaje cultural de las Cuencas asturianas, que es el objetivo de este trabajo.

¿Cómo os animasteis a participar en esta iniciativa?

Nuestra colaboración anterior con el proyecto El arte y su sonido supuso una experiencia muy enriquecedora. La idea de José Manuel Costa y Juanjo Palacios de crear un espacio sonoro en torno a los sonidos que se producen en las exposiciones nos pareció una iniciativa necesaria en un centro de arte. El hecho de que nos hayan invitado a participar en ambas ediciones ha marcado nuestra identidad como grupo ya que la fonografía ha pasado a ser un elemento esencial en nuestras composiciones y conciertos.

En esta edición, se pidió a diversos artistas recoger sonidos de varias minas. ¿Qué interés veis vosotros en estos lugares?

El que los dos miembros del grupo hayamos nacido en las cuencas mineras hace que nos interese especialmente el aspecto histórico del momento que estamos reflejando. Estamos grabando unos sonidos que recogen una forma de vida en extinción y que supuso uno de los hechos más importantes en la historia de Asturias. Cada día que dedicamos a este trabajo no podemos evitar una sensación de tristeza ante la pérdida de un mundo que nos ha tocado vivir muy de cerca.

En cuanto al interés artístico, este trabajo se enmarca dentro del proyecto Aprendiendo de las Cuencas que a partir de septiembre mostrará en LABoral la forma en que confluyen y se relacionan diferentes paisajes en esta zona de Asturias. Los comisarios han seleccionado cuatro pozos mineros de modo que cada uno de ellos representa uno de estos paisajes. La mina es el símbolo más emblemático de las Cuencas y era lógico que estuviera presente no sólo desde el punto de vista arquitectónico y visual, sino también sonoro. Sin embargo, será posiblemente un elemento de sorpresa ya que el sonido que todos imaginamos que debe de haber en una mina no es lo que en realidad nos estamos encontrando teniendo en cuenta el estado de desmantelamiento y cierre que está teniendo lugar.

Eugenia Badger, de Mind Revolution

Un momento de la grabación en el Pozo Candín. Foto: Mind Revolution

¿Por qué elegisteis el Pozo Candín?

Los pozos fueron asignados a los artistas a partir de unas visitas de reconocimiento al principio del proyecto. Personalmente, este pozo nos interesa por varias razones: por una cuestión sentimental, ya que Ángel es de la zona, y por la gran variedad de matices y timbres que apreciamos desde el primer momento. El Pozo Candín representa el paisaje urbano, ya que está en pleno barrio de Vega en La Felguera, pero también ofrece una gran riqueza natural y rural además de los sonidos industriales de una empresa cercana, del tren que pasa periódicamente o de la parte humana de la gente que vive en el barrio y en las viviendas sociales que están en la propia boca de mina.

¿Cómo ha sido el proceso de realización de vuestra grabación?

Iniciamos la grabación en mayo y todavía seguimos en ello, si bien ya hemos iniciado la fase de composición. Aprovechando que estamos habitualmente por la zona, hemos ido recogiendo las grabaciones de campo poco a poco, dando lugar a un proceso lento y relajado. Paseamos, escuchamos y decidimos cuáles son los sonidos que identifican el lugar y lo hacen diferente al resto.

Angel Gonzalez de Mind Revolution

Ángel González en el Pozo Candín. Foto: Mind Revolution

¿Con qué problemas os habéis encontrado durante el proceso de creación?

En realidad más que de problemas, deberíamos hablar de sorpresas, de sonidos inesperados producidos por la meteorología o por imprevistos, como alarmas que suenan cuando esperas grabar otras cosas o personas que te hablan cuando estás realizando un toma única e irrepetible. Quizás la máxima dificultad se produce cuando intentamos grabar las conversaciones casuales de la gente en la calle; si ven el micrófono todo se vuelve silencio.

Por último, ¿qué pretendéis que experimente el espectador ante vuestra obra?

Nuestra pretensión sería la de despertar el interés por el arte sonoro como expresión artística al mismo nivel que otras disciplinas y que la escucha de la obra produzca en el espectador una experiencia sensitiva evocadora y placentera.

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Tras estas líneas, solo nos falta cruzar los dedos y esperar que en los próximos años se repita esta actividad, contribuyendo así a resaltar la importancia de los sonidos que nos rodean.

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