“Realidad Elástica describe la complejidad y la inestabilidad de lo real”

Descubrimos nuevos detalles de Realidad Elástica con Benjamin Weil, comisario de la exposición y director de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial

Published: 29/04/2013
“Realidad Elástica describe la complejidad y la inestabilidad de lo real”

Benjamin Weil

Por Montaña Hurtado (@zapatosrosas), Zapatos Rosas

 

El pasado 15 de marzo se inauguró en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial Realidad Elástica, una muestra coproducida por el centro asturiano, Le Fresnoy y el CAC de Vilnius (Lituania) y que se enmarca dentro del proyecto Más allá de la exposición. Nuevas interfaces para el arte contemporáneo en Europa.

Realidad Elástica reúne diez obras de jóvenes artistas, nacidos durante la década de los años ochenta, y en su mayor parte nativos digitales. La tecnología móvil, internet, son sus herramientas y reflexionan sobre conceptos como la geolocalización o la biotecnología.

Para comprender mejor todas estas propuestas y la exposición en su conjunto, entrevistamos a su comisario y Director de Actividades de LABoral, Benjamin Weil.

¿Cómo definirías el concepto "Realidad Elástica"?

BW: Vivimos en un mundo cada vez más complejo. Nuestra percepción de lo que llamamos realidad ha cambiado muchísimo con las herramientas de comunicación que tenemos todos –al menos en la mayor parte del mundo-. Por ejemplo, esos smartphones que utilizamos para enviar y recibir mensajes, fotos, sonidos, para escuchar música mientras que nos desplazamos en la ciudad, o para movernos en ciudades desconocidas. Y otras muchas cosas más han cambiado nuestra relación al tiempo, al espacio. No vivimos en un único espacio/tiempo: ya teníamos el teléfono para enterarnos de lo que ocurre en otro sitio, y también los media. Lo que ha cambiado es el flujo permanente de mensajes, noticias, información de cualquier tipo, y también el origen de esos flujos y la mezcla entre información personal y oficial sin jerarquía.

Ya existen los conceptos de Realidad Aumentada, y de Realidad Virtual: la Realidad Elástica es un estado de realidad combinando todas estas capas y que describe la complejidad y la inestabilidad de lo real. Se puede entender el mundo de manera mucho más sofisticada y, al mismo tiempo, manejamos una cantidad de información que a veces nos abruma.

¿De qué manera han influido los cambios sociales producidos por internet y los dispositivos móviles en la creación artística?

BW: La creación artística siempre refleja el mundo actual. Se trata de un sistema de representación. Los cambios que conocemos en nuestra manera de vivir y entender el mundo forman parte de los elementos que usan los artistas. Las obras que presentamos en la exposición tienen una presencia física en el espacio, pero también se “nutren” de la red y de los flujos de información. La obra de Véronique Béland recibe información en tiempo real desde un telescopio que observa e interpreta datos que recibe desde el espacio. El tema de la interpretación y de la visualización de datos es clave en este proyecto. Trata de reflejar cómo manejamos estos flujos de información que influyen sobre nuestra vida. El proyecto de Dorothée Smith plantea la evolución de las relaciones humanas que mantenemos a través de las redes. Estas relaciones son desencarnadas al día de hoy. Pero quizás estos límites van a desaparecer con trajes inteligentes que transmitirán datos que nos permitirán tener una relación física con alguien que está lejos.

Veronique Beland

Obra de Véronique Béland

Dorothèe Smith

Obra de Dorothée Smith

¿Crees que propuestas artísticas como las que forman parte de Realidad Elástica pueden ayudarnos mejor a entender esos cambios y cómo influyen los nuevos dispositivos en nuestra vida cotidiana?

BW: Lo pienso. Para mí, el arte bueno funciona así: provoca reacciones y pensamientos que nos permiten mirar a lo cotidiano con otros ojos. Espero que los proyectos presentados en esta exposición hagan eso. El tema de la percepción, de lo que es físico y lo que no es, la transformación de nuestro entendimiento de lo que es una imagen, la interactividad (es decir, objetos que reaccionan a nuestra presencia o a nuestros comentarios), los sistemas de recepción de la información son cosas que enfrentamos cada día en los actos más habituales de nuestra vida.

La exposición se compone de diez obras de entre las 48 producidas en 2012 en Le Fresnoy, ¿Cómo fue ese proceso de selección? ¿Qué es lo que te ha llevado a seleccionar las obras expuestas?

BW: Varios motivos. No era posible traer todas las obras producidas en Le Fresnoy el año pasado a LABoral. Cada obra elegida para esta exposición está conceptualmente ubicada en un aspecto específico de la Realidad Elástica.

Tienen interfaces distintas, algunas interactivas, otras no; tratan de la manera que tenemos de entender la diferencia cada más sutil entre lo que es ficción y lo que es real; o bien reflejan el estado cada vez más complicado entre lo visible y lo invisible. En cierta manera, los flujos de datos que se materializan sobre nuestras pantallas viajan como ondas radio que no podemos ver hasta que llegan a un terminal capaz de hacerlos visibles.

Todas las obras tienen en común la experimentación, el carácter efímero e incluso algunas se acercan a conceptos propios de la biotecnología, la geolocalización, los vídeojuegos… ¿son propuestas fácilmente comprensibles por el público?

BW: Cada día manejamos pantallas táctiles, aparatos electrónicos de todo tipo, o videojuegos que tienen interfaces más complejas. De manera cada vez más evidente, utilizamos redes sociales para comunicar, sitios web para comprar objetos o servicios, y nada de eso nos parece tan complicado. Por eso no puedo imaginar que mirar o interactuar con obras de arte concebidas de la misma manera tenga que ser más difícil, todo al contrario. Lo que quizás es más complicado es entender que estas nuevas formas artísticas inventan una nueva manera de pensar a lo que es arte, cómo funciona dentro de nuestras vidas. Está claro que las obras presentadas requieren un nuevo enfoque, otra manera de disfrutar del arte. Pero al mismo tiempo, esas interfaces son ya conocidas: el GPS es algo que utilizamos sin pensar, por eso no tendría que ser tan complicado entender las investigaciones de Maya Da-Rin, por ejemplo.

Maya Da Rin

Obra de Maya Da-Rin

Algunas de las obras expuestas son instalaciones interactivas y necesitan la presencia activa del público para accionarse y podríamos decir incluso que para existir, ¿cómo son recibidas?

BW: Me parece que si tomamos el ejemplo de la obra de Vincent Ciciliato, la gente que saben manejar los videojuegos tiene más capacidad para disfrutarla que otros. Otras obras como la de Zahra Poonawala o de David Rockeby son más accesibles al público en general.

Vicent Ciciliato

Obra de Vincent Ciciliato

Zahra Poonowala

Obra de Zahra Poonawala

David Rockeby

Obra de David Rockeby

La mayor parte de los artistas presentes en la exposición han nacido a lo largo de la década de los ochenta y por tanto son nativos digitales pero el arte digital todavía presenta ciertas reticencias en el público, ¿crees que se aproxima un cambio de tendencia?

BW: Los artistas nacieron en los años 80, pero una parte siempre más grande de los visitantes nacieron en los años 80, los años 90, y los años 2000. Lo que puede parecer vanguardista ahora para cierto público lo va ser menos a medida de que estén más cómodos con las nuevas interfaces de la vida cotidiana.

Las obras de la exposición han sido producidas por Le Fresnoy, una línea de trabajo que también desarrolláis desde el Centro de Producción de LABoral, ¿qué importancia tiene la producción de obra por parte de instituciones culturales en un momento de crisis como el actual?

BW: El sistema económico del arte clásico está basado sobre el principio de la venta de objetos. Al día de hoy, una parte cada más grande de artistas producen instalaciones, y como bien decías antes, son formas efímeras, que siempre cambian. Por eso, el papel de instituciones como LABoral es esencial. Permite a estos artistas de seguir investigando con el apoyo financiero que necesitan para trabajar. La colaboración entre instituciones con los mismos ejes programáticos es muy importante, porque permite desarrollar centros de producción complementarios unos de los otros. No solamente tenemos que producir obras, también inventar una manera de mantenerlas para que el público las disfrute, y pensar también en cómo se podrán presentar en el futuro.

La exposición está coproducida por LABoral, Le Fresnoy y el CAC de Vilnius (Lituania), ¿qué importancia tiene la colaboración y el trabajo en red dentro del contexto cultural y museístico?

BW: Vivimos en un mundo cada vez más globalizado. Parece esencial desarrollar redes entre instituciones para compartir la mirada de artistas de distintas culturas. Por eso colaboramos cada vez más con otras instituciones. También el factor económico es importante. Una exposición que viaja cuesta menos, tiene un público más importante y permite conseguir aportaciones importantes de organismos, como en este caso el Programa Cultura de la Unión Europea.

¿Podrías destacar una obra y un artista de la exposición?

BW: La verdad es que no: me encantan todas. Tengo ganas de ver el siguiente paso de la obra de Dorothée Smith, que vendrá a presentar una performance y modificar la instalación este verano.