Fernando Vallesa. Estudio del gesto
Una reflexión sobre los rumbos de la fotografía en la era digital
Miramos a la cámara y esperamos que ese instante mágico nos proteja de la muerte, ineludible Fin conocido.
Esto no es así del todo; probablemente seamos mas conscientes de este ejercicio de inmortalidad, de la posibilidad de pasar a la posteridad tal y como nos gusta vernos, y nos gusta que nos vean, una vez que contemplamos el resultado. O lo que es lo mismo, una vez revelada la imagen: visualizado el resultado damos nuestra aprobación y podemos ser ofrecidos al ojo público.
Estoy concentrado y miro a través del dispositivo, te exijo dedicarme en exclusiva un instante y –click¹- capto ese gesto. Hasta aquí el rito se ha mantenido sin a penas cambios desde la popularización del Kodacolor². Lo que si que ha dado un giro brutal e inesperado ha sido la parte relativa al revelado de la imagen, y al fin mismo de la propia toma, que es su pública demostración –llamémoslo exhibición del resultado, muestra de la imagen fotográfica-.
Si bien en la actualidad, los tiempos de procesado han cambiado de tal manera que Zenón tendría que revisar su famoso paralogismo sobre Aquiles³. Es inexacto decir que una de las novedades de la fotografía en esta era digital, es que se haya transformado en algo instantáneo, con la perdida de crédito y de mercado que ha supuesto para el sistema desarrollado por E. Land⁴. Algo innegable es el crecimiento de forma exponencial de la capacidad de divulgación de la imagen y la velocidad a la que esta se produce. De tal modo que a día de hoy puedes hacer una foto, o dos docenas de fotos, en pleno mediodía de La mancha y que en el plazo de segundos esta información llegue a un smartphone cualquiera en la noche tintada de neones, allá en Times Square.
Como todo cambio, genera una revolución y a la par una reacción. Veamos: una consecuencia de tanto avance recae sobre la importancia que tiene la misma imagen, de este modo la fotografía tiende a diluirse en su propia masificación. La democratización del medio y el poder que este tiene sobre la sociedad puede llegar a generar tal saturación de imágenes que no tardemos mucho en asistir a la pérdida de crédito de la instantánea: el disparo, la pose e incluso la posibilidad de aportarnos un pasaporte, aunque sea impostado, a la inmortalidad⁵. ¿Se presenta una amenaza de cambio devastador frente al fenómeno impuesto en estos escasos 175 años de vida de la fotografía, desde el kalotipo hasta el instagram? Sin respuesta, el caso es que esta paradoja no se acaba de cumplir hoy por hoy. Es un futuro inquietante, nada mas que un divertido ejercicio de adivinación.
Fernando Vallesa quiere exponer al espectador a la experiencia de visualizar una serie de retratos, con casi idénticas características externas; idéntica luz, dimensiones similares, técnica idéntica –blanco y negro-. Tan solo unos pequeños cambios en el gesto de la modelo hacen ver que no son la misma foto que difiere una de otra en sutiles variaciones. Para su investigación, el artista se servirá de dos soportes diferentes; la tecnología química para unas y tecnología digital para otras.
¹ Click; cámaras digitales y smartphones incorporan este sonido que se genera digitalmente como un referente acústico de la toma de fotografías su origen proviene de los obturadores mecánicos, que eran dispositivos ruidosos.
² Kodacolor; primera película negativa color comercializada por la multinacional Kodak y producida en Estados Unidos. Estuvo en el mercado, con diferentes sensibilidades y bajo diferentes nombres desde 1942 hasta 1986. No es la primera película en color; Agfa ya la producía en sus laboratorios alemanes antes del estallido de la segunda guerra mundial.
³ Zenón de Elea; filósofo griego nacido en Elea perteneciente a la escuela eleatica (c. 490-‐430 a. C.); En Aquiles y la tortuga, su paradoja más famosa según la cual un corredor veloz no podría nunca alcanzar a un corredor lento si el primero daba al segundo una ventaja. Extrapolado aquí a la toma de imágenes y los diferentes soportes: químico y digital, ya que paradójicamente al disparar al tiempo dos cámaras fotográficas bajo la misma condición lumínica, el soporte químico reacciona al instante a la luz, mientras que el sensor digital tarda un tiempo corto –cuestión de milisegundos-‐ en recoger la información que luego servirá para generar la imagen.
Actividad subvencionada por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno del Principado de Asturias
