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Doce fuegos

1 febrero 2024 – 31 julio 2024

Doce Fuegos es un proyecto musical creado en 2018 por el sevillano residente en Oviedo Miguel Palou. Doctor en Historia y Civilización por el Instituto Universitario Europeo de Florencia en 2016, y formado musicalmente en CPM Cristóbal de Morales de Sevilla, decidió abandonar el ámbito académico para adentrarse en la experimentación sonora y la improvisación, valiéndose únicamente del violín, la mandolina y percusiones. Doce Fuegos, a su vez, se fundamentó en una vía para adentrarse en las posibilidades narrativas de esta música y preguntarse por qué contamos historias, mitos, leyendas o recuerdos.

El estilo de Doce Fuegos se sitúa entre el folk (en su término más amplio) y el drone ambient, inspirándose en un amplia gama de estilos y obras: los compositores del barroco y el impresionismo; la música medieval y oriental; el post-rock de Swans o Godspeed You! Black Emperor; el darkwave arcano de Dead can Dance y Coil; el black metal; o artistas sonoras como Anna von Hausswolf y Kali Malone.

Además de Doce Fuegos, Miguel está continuamente formando proyectos y colaborando con músicos a nivel nacional, desde el ambient y el noise hasta el metal extremo: Misa Tridente, Dronespell & the Omega Chord (con miembros de Orthodox), Spagyria, etc.

Proyecto en residencia

Quien escucha su nombre oye

Doce Fuegos ha iniciado una nueva trilogía de grabaciones basada en la mitología y bestiario asturiano y su relación con el entorno natural. Para ello se basa en una investigación antropológica de leyendas y costumbres asturianas, que se une a su vez a una subjetividad fruto de la contemplación y recorrido sus parajes naturales: una situación análoga a la experiencia del Romanticismo en cuanto al adentramiento folklórico y la estética de lo sublime. Dicha vivencia sirve de fuente artística para la composición de música, así como la realización de fotos que documentan el proceso de creación e inspiración. Mención especial merecen las casas, molinos y brañas abandonadas: lugares donde se creaban y se contaban mitos y monstruos inspirados en su entorno, cuya naturaleza ahora invade esos espacios, conformando un lugar donde se funda un extraño abismo de memoria, mito y biología.

Esta trilogía, Quien escucha su nombre oye, es un tributo a los relatos que mujeres y hombres contaban en sus hogares, de pueblo en pueblo, al calor de las hogueras o con el telón sonoro de la lluvia. Así mismo es un modo de devolver, desde un prisma personal, las leyendas al público y que el público pueda volver a crear a través de la música y las imágenes. Los monstruos y los mitos son parte de la historia de lo que somos, y un reflejo de la percepción de la realidad; son los pilares del acto primigenio de contar historias, descriptoras de pasado y presente de aquello que nos rodea.


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